Historia

Se instala en 1893 en la zona que por aquel entonces se llamaba “la Estanzuela”, en la manzana trazada –pues no existían calles, pavimentos ni servicios públicos de luz o agua- por las calles Canelones, Mal Abrigo (hoy J. de Salterain), Maldonado y Municipio (hoy J. Requena).

Comienza en una sencilla construcción de ladrillos, barro y madera con techo de azotea con dos salas para comedor y talleres de sastrería y zapatería, junto con un primer alojamiento para chicos, en condiciones realmente precarias.

La escuela comienza con tres salesianos ( P. José Gamba, P. Santiago Giovannini y el Asistente Antonio Lacabanne) y 19 estudiantes.

Tres años después (1896) se comienza la construcción del actual edificio, proceso lento y complejo que durante décadas se complementa con nuevas instalaciones hasta llegar al actual edificio en cuatro plantas que rodea toda la manzana, donde además de los salones de clase y talleres se encuentra una iglesia y un teatro.

La vida de los estudiantes de Talleres de los primeros años, en donde todos eran “internos” o “pupilos” abarcaba desde el 14 de enero hasta el 31 de diciembre, con dos semanas únicamente para tomar como vacaciones.

En 1906 los talleres ya están bien organizados y se han multiplicado: zapatería, sastrería, carpintería, herrería, tipografía e imprenta.

En el cincuentenario de la escuela (1943) los exalumnos ya se contaban por cientos y la enseñanza seguía centrándose en los mismos “oficios”, a los que se había agregado la mecánica. Los cursos duraban cinco años pero el tiempo de vacaciones había agregado un mes más de descanso, comenzando las actividades desde ese entonces el primer lunes de febrero hasta mediados del mes de diciembre…

Al comienzo de la década del ’60 la propuesta educativa se modificó con la incorporación de nuevas máquinas para el sector de mecánica, carpintería e imprenta, al tiempo que dejan de dictarse cursos que habían estado desde los comienzos: sastrería, zapatería y herrería.

Pocos años después se crea el último de los talleres “grandes”, el de automotriz, con un equipamiento que permitía ubicarlo a la vanguardia en materia de enseñanza en esos momentos.

Hacia el final del siglo XX, la Escuela se preparó para una de sus más grandes transformaciones que marcó el comienzo de una nueva etapa, caracterizada por un enfoque más orientado hacia la idea de formación técnico-profesional (en lugar de «oficio»), lo que se sumó a una amplitud del tipos de cursos que ofrece.

De esa forma los cursos asumieron un diseño por competencias profesionales, rediseñando toda la oferta formativa con la colaboración de sus docentes y de personas provenientes del mundo empresarial e industrial.

Al mismo tiempo se daba acceso a estudiantes mujeres, lo que significaba un cambio sustancial en el estudiantado que formaría parte de su comunidad educativa. El ingreso de chicas ha sido lento pero permanente, auspiciado especialmente con la apertura de otras ofertas de cursos, en especial los Bachilleratos Tecnológicos. Éstos comenzaron a principios de la década del 2000, y se ofrecían los bachilleratos de Administración y de Informática, para luego integrar también el de Deporte y Recreación.

Otro de los cambios importantes del nuevo siglo fue la creación de cursos que buscaban ofrecer una nueva oportunidad de educación a jóvenes que habían desertado del sistema educativo formal. Nacieron así los ‘Cursos de iniciación profesional’ en Carpintería, en Automotriz, en Motos y en Soldadura y herrería.

Los ‘Cursos cortos’ es una oferta que no ha cesado de crecer desde los primeros que se ofrecieron en el año 2002; inicialmente se concentraban en temas específicos relacionados a las áreas principales de formación que siempre ha tenido Talleres (carpintería, automotriz e industrial), para luego pasar a una propuesta más amplía en cuanto sus temáticas, como por ejemplo electricidad residencial, sanitaria o auxiliar administrativo.

En conjunto, los cursos cortos rondan las 30 opciones.

La dinámica de los tiempos y, sobre todo, los cambios en el mundo laboral y los originados en la renovación tecnológica del siglo XXI, exigen que la Escuela deba estar atenta a las necesidades actuales y tomar las decisiones que sean necesarias, aunque cueste desprenderse de parte de la historia. Es así como se produjo el cierre del taller de Artes Gráficas en el año 2018, luego de casi un siglo de existencia, y se lo sustituyera por creación del sector de Electrónica y Electricidad a partir del año 2019.

Fruto también de la dinámica del empleo y la vinculación estrecha con el mundo empresarial, es que Talleres ofrece un servicio de intermediación entre las necesidades de contratar personal por parte de las empresas, y el deseo de iniciar su vida laboral por parte de los estudiantes. Este servicio se realiza por medio del Departamento de Relacionamiento Externo, que vincula los intereses de los empleadores y los jóvenes egresados.

Los estudiantes actuales son tanto internos como externos y la estadía de los primeros se concentra de lunes a viernes entre los meses de marzo y noviembre. El servicio de Residencia que ofrece la Escuela permite a jóvenes del interior del país vivir en la institución mientras realizan sus cursos. La Residencia, con capacidad para 260 estudiantes, es una de las características que se mantienen a lo largo de la historia y que distinguen a TDB. En este servicio también se ha incluido la posibilidad de alojar a estudiantes del interior del país que vienen a la capital a realizar una carrera universitaria.