
Cada joven desarrolla sus capacidades y actitudes fundamentales para la vida. Cada casa salesiana es una escuela donde el educador debe buscar y encontrar el punto accesible al bien de cada joven. Hacen falta personas que sean capaces de llevar a otras personas de la mano, que acepten la posibilidad de acompañar a otros todo el tiempo que necesiten ser acompañados. Educadores con propuestas necesarias para el progreso armonioso de la personalidad. Puede crecer, desarrollarse, realizarse, solamente en un clima de amor, de respeto, de libertad, de alegría, de confianza, de sinceridad.
